LOS AFRODÍSIACOS ... Sexuales
LOS AFRODÍSIACOS
Si nos basamos en lo meramente clínico, los afrodisíacos son producto de la sugestión porque en ningún caso su efectividad ha sido probada científicamente. En realidad, cualquier cosa que elijamos puede ser considerado como afrodisíaco mientras uno se sugestione al respecto. Y no siempre se refiere a un alimento o a una bebida. Algún elemento también puede estimular la vista o el olfato, y como no, la mente. El escritor estadounidense Henry Miller había ya pensado en eso al asegurar en su obra "Tropic of Cancer" que "el mejor afrodisíaco, es la inteligencia de una mujer".
Lo que realmente produce un efecto afrodisíaco es el ambiente que se le de a cierto momento. Si nos esforzamos en crear el ambiente el día de una cita, con velas, una luz tenue, una música apropiada y una suave fragancia, hasta una hamburguesa puede provocar efectos afrodisíacos. Por otro lado, si el ambiente no es exactamente el adecuado, ni unas deliciosas y bien servidas ostras (afrodisíacas para muchos) darán los resultados deseados. Por más que se coman docenas de ellas, lo más que uno puede conseguir es una muy poco recomendable intoxicación.
Pero esta búsqueda hacia los afrodisíacos no es un asunto nuevo. La medicina tradicional china usaba la raíz de ginseng para potenciar el vigor sexual mientras que los árabes buscaban multiplicar el placer sexual mediante el olfato con perfumes y fragancias. Relacionado a esto último destaca el texto erótico "El jardín perfumado" escrito en el siglo XVI por Shaykh Umar ibn Muhammad al-Nefzawi. En el Kamasutra se encuentran maneras para que el hombre incremente su vigor con alimentos como la leche y la miel, reconocidos por sus beneficios energéticos. Otras culturas buscaban más bien una analogía entre diferentes elementos y el órgano masculino como la zanahoria y los espárragos y con el femenino como las ostras o las almejas. Incluso, algunas interpretaciones de la Biblia hacen referencia a la mandrágora como una suerte de afrodisíaco (Antiguo Testamento - Genesis 30: del 14 al 17).
Se crea en los mitos o no, para nadie es un secreto que unas de las figuras que más denotan erotismo es sin duda la diosa griega Afrodita. Son muchos los mitos que se tejen en torno a la diosa desde el mismo momento de su nacimiento. Según la leyenda, Afrodita nació a partir de los genitales de Urano amputados por su hijo Cronos y lanzados al mar. De la espuma creada por los genitales, nació la diosa. Uno de sus grandes atributos era un cinturón que tenía el don de encender en amores al que lo portaba.
El origen del nombre de la diosa deriva de la palabra griega Aphros: espuma. Sin embargo, se sabe que también es llamada de otras maneras. Entre estos nombres, los más enigmáticos resultan Filomédea (medea: genitales), Pandemia (del amor vulgar), Kalliglouteos (dotada de hermosos glúteos), Porné (la meretriz) o Andrófonos (asesina de hombres). Pero sin duda, el nombre que más misterio genera es el de Doloplokos (la tejedora de engaños). Son a estos engaños a los que se refiere Safo de Lesbos (600 AC) en el fragmento 1 de su Plegaria a Afrodita. Allí escribe: "Afrodita inmortal de rico trono, hija engañadora de Zeus, te ruego, no me turbes con penas y preocupaciones el alma, señora".
Se hace referencia a este pasaje porque justamente el tema de este artículo se basa en muchas ocasiones en los engaños. Y es que la palabra "afrodisíaco" tiene su origen en Afrodita, la diosa de la que hemos hecho referencia. Para muchos, los afrodisíacos son exactamente eso: un engaño. Sin embargo, no podemos dejar de considerar las creencias en dichos elementos, que en su mayoría de casos formar parte importante de diferentes culturas, tanto orientales como occidentales.
Lo que realmente produce un efecto afrodisíaco es el ambiente que se le de a cierto momento. Si nos esforzamos en crear el ambiente el día de una cita, con velas, una luz tenue, una música apropiada y una suave fragancia, hasta una hamburguesa puede provocar efectos afrodisíacos. Por otro lado, si el ambiente no es exactamente el adecuado, ni unas deliciosas y bien servidas ostras (afrodisíacas para muchos) darán los resultados deseados. Por más que se coman docenas de ellas, lo más que uno puede conseguir es una muy poco recomendable intoxicación.
Pero esta búsqueda hacia los afrodisíacos no es un asunto nuevo. La medicina tradicional china usaba la raíz de ginseng para potenciar el vigor sexual mientras que los árabes buscaban multiplicar el placer sexual mediante el olfato con perfumes y fragancias. Relacionado a esto último destaca el texto erótico "El jardín perfumado" escrito en el siglo XVI por Shaykh Umar ibn Muhammad al-Nefzawi. En el Kamasutra se encuentran maneras para que el hombre incremente su vigor con alimentos como la leche y la miel, reconocidos por sus beneficios energéticos. Otras culturas buscaban más bien una analogía entre diferentes elementos y el órgano masculino como la zanahoria y los espárragos y con el femenino como las ostras o las almejas. Incluso, algunas interpretaciones de la Biblia hacen referencia a la mandrágora como una suerte de afrodisíaco (Antiguo Testamento - Genesis 30: del 14 al 17).
Se crea en los mitos o no, para nadie es un secreto que unas de las figuras que más denotan erotismo es sin duda la diosa griega Afrodita. Son muchos los mitos que se tejen en torno a la diosa desde el mismo momento de su nacimiento. Según la leyenda, Afrodita nació a partir de los genitales de Urano amputados por su hijo Cronos y lanzados al mar. De la espuma creada por los genitales, nació la diosa. Uno de sus grandes atributos era un cinturón que tenía el don de encender en amores al que lo portaba.
El origen del nombre de la diosa deriva de la palabra griega Aphros: espuma. Sin embargo, se sabe que también es llamada de otras maneras. Entre estos nombres, los más enigmáticos resultan Filomédea (medea: genitales), Pandemia (del amor vulgar), Kalliglouteos (dotada de hermosos glúteos), Porné (la meretriz) o Andrófonos (asesina de hombres). Pero sin duda, el nombre que más misterio genera es el de Doloplokos (la tejedora de engaños). Son a estos engaños a los que se refiere Safo de Lesbos (600 AC) en el fragmento 1 de su Plegaria a Afrodita. Allí escribe: "Afrodita inmortal de rico trono, hija engañadora de Zeus, te ruego, no me turbes con penas y preocupaciones el alma, señora".
Se hace referencia a este pasaje porque justamente el tema de este artículo se basa en muchas ocasiones en los engaños. Y es que la palabra "afrodisíaco" tiene su origen en Afrodita, la diosa de la que hemos hecho referencia. Para muchos, los afrodisíacos son exactamente eso: un engaño. Sin embargo, no podemos dejar de considerar las creencias en dichos elementos, que en su mayoría de casos formar parte importante de diferentes culturas, tanto orientales como occidentales.
Fuente: Sexalud.com
LOS AFRODÍSIACOS ... Sexuales
Reviewed by Daniel Angello
on
septiembre 06, 2008
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